"Some time later"

lunes, 28 de enero de 2008

Nuestros rostros ayer, hoy, mañana





He terminado hoy, con afanoso deleite, el tercer tomo de la trilogía de Javier Marías "Tu rostro mañana": "Veneno, sombra y adiós."


Admirada, enamorada de su palabra página tras página, me quito el sombrero ante este narrador egregio. Con esta última obra se erige para mí ya sin lugar a dudas como figura de referencia de la narrativa contemporánea.

Estas líneas no pretenden ser un análisis, sino un homenaje y una invitación a su lectura.
No desvelaré nada que a mí no me hubiera gustado saber antes de la lectura, me quedaré en la esfera de las generalidades o leves bocetos.



Las palabras que subtitulan este tomo (veneno, sombra y adiós) podrían parecer vacuas; sin embargo, durante su lectura uno se adentra inapelablemente en ellas como señuelo, como brújula dentro de una selva de significados. Esto sucedía ya con las primeras obras: "Fiebre y lanza" y "Baile y sueño". Cada tomo se mueve argumental y significativamente dentro de los campos semánticos que dictan dichos títulos. Si el primero venía a narrar una extrañeza vital y luego un despertar, un inicio de actividad combativa; el segundo se adentraba más en los vericuetos abiertos por el primero, con lo que había en ello de frivolidad ("baile") y de irrealidad ("sueño"). Este tercer tomo viene marcado por los "venenos" y "sombras" que se inflitran por nuestra vida histórica, política y privada...con la posterior resolución de todo ello en el (nunca más claro) "adiós".

No me cansaré de repetirlo: esta novela me parece fantástica. Ya era defensora del estilo de Javier Marías, su sutileza en el trato con el lenguaje, su capacidad de glosa y análisis del propio discurso sin caer nunca en el perogrullo ni en la pedantería. No obsante, admito que hasta ahora lo consideraba un escritor parcial, que podía ser apreciado o aborrecido según el modelo literario de cada cual. Pero con esta última obra creo que ha alcanzado la cota de maestría dentro de su propio estilo, y me figuro que pocos amantes de la literatura podrían permanecer inmunes a su efecto hipnótico.

Y es que Marías ha logrado un equilibrio casi imposible: conjugar un lenguaje denso, poblado, habitado por súbitas revelaciones y excursos disquisitivos (con un gran alcance universal, por supuesto) con una trama narrativa inquietante, desasosegante, que, desde la mitad del tomo aproximadamente, impele a continuar leyendo como si fuera la mayor misión que el lector tuviera en la vida.
Confieso que mis últimos días han estado guiados absolutamente por el compás de esta novela; los momentos del día señalados: aquellos en que podría continuar su lectura; ¡alabados los medios de transporte, el mobiliario para el descanso!! Metros, trenes, buses durante el día; butacas, camas y sofás durante la noche han sido mis aliados para capturar este rostro escurridizo y apasionante que deja entrever Marías en su relato.



¿El argumento de la trilogía? Fácilmente resumible aunque no dará idea cabal de la novela: Un exprofesor y traductor está en proceso de separación de su mujer en Madrid. Decide trasladarse a Londres por una temporada. Allí es hallado y contratado por un grupo de espionaje secreto que se dedica a misiones ocultas, públicas o privadas; han descubierto que tiene un don: el de interpretar personas, leer sus rostros y adivinar con bastante acierto el color de sus pensamientos y el tono de su destino. Comienza a trabajar para ellos, y se verá envuelto en un sinfín de situaciones extrañas, algunas grotescas y risibles, otras de gran tensión dramática. Entre tanto, mantiene contacto con su mujer, con su familia en Madrid, y con antinguos conocidos de cuando ejerció de profesor en Oxford...
La novela se trenza enlavazando morosamente los diálogos con unos personajes y otros, los recuerdos de todos ellos, arquitecturas de vidas, destinos, también segmentos de la historia del siglo XX y XXI.

Ahora bien, lo realmente interesante es el discurso que teje entre unas situaciones y otras, como un monólogo-río que tiñe las acciones, los diálogos, los pensamientos de un caudal verbal perspicaz, ágil e inagotable.

Desde el primer tomo hasta el último, el narrador retoma sus mismas palabras, se autocita; o más bien cita las palabras de otros personajes a modo de recordatorio que el personaje no quiere olvidar (así el lector tampoco olvida); repite citas literarias también de modo recurrente hasta que configura todo ello un paisaje que al lector le resulta familiar. Este hilo de la conciencia actúa, pues, como metrónomo , como ola, ritmo que acompaña una idea; ecos de una melodía a la que se van sumando voces hasta una orquestación final donde creemos ya reconocer todos los instrumentos.



Enumeraré algunos enigmas y temas universales que aparecen en su obra: ¿Podemos afirmar que la violencia esté erradicada de nuestra sociedad? ¿Tenemos información de lo que sucede realmente en nuestro entorno? ¿Somos capaces de ver, nos atrevemos (shall we dare? repite Marías ) a ver aquello que sucede delante nuestro, o aquellos signos que nos anticipan lo que sucederá después? ¿Tenemos suficiente voluntad o arrojo para percibir, para comprender lo que sucederá probablemente en el futuro en la gente que nos rodea, en nosotros mismos? Y, si somos capaces de verlo (puesto que nuestro rostro mañana está ya presente en nuestro rostro de hoy): ¿sabremos actuar como conviene sin dudar o aplazarlo? (do not linger or delay) ¿Podríamos ser violentos en un contexto de guerra? Y si lo fuéramos, ¿nuestras acciones podrán juzgarse objetivamente en tiempos de paz, o corresponde a otra ley? ¿Tenemos derecho a inmiscuirnos en el destino de las personas a las que queremos o hemos querido si las sabemos en peligro? ¿Los secretos íntimos más feroces debieran ser contados o callados para siempre?



Al final, el poso que queda de la lectura es el de un viaje intenso por la existencia humana; un viaje por los recovecos del alma humana, alma hecha historia, hecha tiempo; en el devenir del discurso sentimos cómo la vida se condensa en eso: la inquietud, el sueño, el dolor, la permanente búsqueda...La trilogía acaba pero sentimos que la historia no se detiene, continúa más allá de las páginas del libro.

No es una novela histórica sino de alcance universal; y sin embargo la percibimos tan afín a nuestro mundo que parece que ha radiografiado exactamente el prisma a través del cual se mueven nuestros tiempos.



Leyéndote, Javier, he creído entender mejor dónde y cómo vivimos. He percibido el tiempo humano desde muy cerca, casi lo he tocado, la nostalgia impotente de lo que está ya pasado, el furor por lo que está por venir y tanta confusión y tantas palabras; tanta muerte, tanta vida que se mueve incesantemente. La novela ha terminado pero la voz, la conciencia que has creado me parece que me acompañará en el transcurso de los días...

sábado, 19 de enero de 2008

CLUB DEL LLIBRE: LOS SELECCIONADOS



Hemos ido esta tarde a la librería Robafaves y hemos procedido al acto de compra de libros.

¡Qué emocionante es acompañar a alguien en su iniciación al mundo del libro!

Antes de salir, parecían desconcertados por el objetivo tan nimio de la excursión libresca: "Entonces, ¿compramos nuestro libro y ya está, y nos vamos?" Y yo les decía: "Bueno, habrá que buscarlo, ver si está o si hay que pedirlo; contrastar con los otros que te han gustado; y, antes de comprarlo, sentarte a leer una página y la contraportada y ver si te hace 'tilín' o no."

"Ahhhh. Entonces, ¿nos podemos ir cuando lo compremos?" "Que sí, hombre, que sí."

Una vez allí creo que han entendido por qué dedicábamos dos horas de clase a la actividad. Sospecho que nunca habían buscado por ellos mismos un libro en una librería; no sabían en qué estanterías indagar y, cuando yo les indicaba las zonas, desconocían si el orden alfabético era del título, del nombre del autor o del apellido. Durante una hora entera he estado solicitadísima, me iban llamando continuamente para ayudarles a buscar el libro, para valorar la decisión final, para barajar otras opciones, para ver cómo encargarlo...Pero finalmente todos se han ido con el libro bajo el brazo...o reservado. Cuando iban desfilando por la puerta, les recordaba: "Como deberes para el fin de semana, ¡empezad a leerlo a ver qué tal!" "Hombre, pues claro, ya que lo hemos comprado..." Una chica extranjera que al principio me pedía un libro muy corto y fácil de leer se ha decidido por Carta d'una desconeguda, de Stefan Zweig, pero, ¡aún le ha parecido demasiado corto! Luego he oído que hablaba con su compañera sobre el libro elegido por la otra (La pell freda) y le comenta: "¡Ya me dirás qué tal! Si está bien ya me lo prestarás..." Otra alumna dudaba si comprar Demian o no pero le ha oído una librera y ha intervenido espontáneamente: "¡Demian! ¡Qué libro más bonito! ¡Tienes que cogerlo! Va sobre..." Y al oír de su boca unas palabras tan o más entusiastas que las mías, súbitamente se ha decidido. (La profe igual quiere engañarle, pero ¡cómo le va a engañar la librera, que tiene tantos libros variados para ofrecer, y ése además no era de tapas duras!)

LOS LIBROS SELECCIONADOS SON:

-Alta fidelitat, Nick Hornby (pero estaba descatalogado y hemos renunciado)

-Siddharta, Herman Hesse.

-Demian, Herman Hesse.

-Trilogia de Nova York, Paul Auster.

-Vés on el cor et porti, Susana Tamaro.

-Carta d'una desconeguda, Stefan Zweig.

-La magnitud de la tragèdia, Quim Monzó. (2 personas)

-La pell freda, Albert Sánchez Piñol.

-L'escuma dels dies, Boris Vian.

-Drácula, Bram Stoker.

-El cas de Dexter Ward, H.P. Lovecraft.

(Faltan dos que no han podido venir hoy; queda su incógnita pendiente.)


¡Feliz fin de semana lector a todos!

viernes, 18 de enero de 2008

Abrir la lírica como quien pela una naranja


En "Comentario de textos literarios", para empezar estamos tratando de definir qué es la lírica y qué es la poesía y ver las intersecciones y exclusiones entre ambos conceptos.

Les llevé un texto de Baudelaire, "A la una de la madrugada"; que forma parte de los Pequeños Poemas en prosa o Spleen de París. Os recuerdo:


"¡Al fin, solo! No se oye más que el rodar de los coches detenidos y derrengados. Durante algunas horas, poseeremos el silencio, si no el reposo. Al fin la tiranía de la faz humana ha desaparecido y no sufriré más que por mí mismo.Al fin me será permitido sumergirme en un baño de tinieblas. Demos primero una vuelta doble a la cerradura. Me parece que la segunda aumentará mi soledad y fortificará las barricadas que me separan actualmente del mundo.¡Horrible vida! ¡Horrible ciudad! Recapitulemos lo hecho en un día; (...)

Descontento de todos y de mí mismo, quisiera rescatarme y enorgullecerme un poco en el silencio y la oscuridad de la noche. Almas de los que he amado, almas de los que he cantado; fortificadme, sostenedme, apartad de mí la mentira y los miasmas corruptores del mundo; y vos, Señor, Dios mío, concédeme la gracia de producir algunos buenos versos que me prueben a mí mismo, que no soy el último de los hombres, que no soy inferior a los que desprecio."


Tenían que tratar de expresar el argumento del texto, y observar cómo no hay apenas contenido narrativo, la subjetividad lo invade todo. A veces las personas, incluso ya crecidas (formadas o no formadas, existen grandes prejuicios en torno a lo poético), asocian la poesía a un tipo de sensibilidad exquisita y/o empalagosa; quise empezar por este texto para que vieran que estas palabras cínicas y orgullosas también pertenecen al género lírico.

Les resultó bastante chocante Baudelaire; gusta más a chicos que a chicas; opinaban que parecía un hombre muy egocéntrico, y que los sentimientos que expresa tal vez no eran tan auténticos y lo que estaba buscando por encima de todo era llamar la atención.


En paralelo leímos Machado, aquello de "Voy soñando caminos de la tarde.", una sensibilidad que de entrada les resulta más familiar; a la mayoría de chicas además siempre les atraen más los poemas de amor, por más que les indiques que aquí más que amor se trata de masoquismo, de deseo de sufrir, y nostalgia de un tiempo en el que padeció un desamor, "aguda espina dorada, quién te pudiera sentir en el corazón clavada."


Hoy, comentario de citas sobre la lírica. Tenían que elegir su cita preferida y comentarla. Las "ganadoras" han sido:


"La lírica es la expresión libre y genuina de cualquier efecto vivo, bien sentido por el hombre" (Leopardi):
Una alumna dice que le transmite "mucha tranquilidad", que es "profunda y sentida" y en la lírica se puede expresar "todo lo que desees de una manera única." Otra comenta que cada uno expresa sus sentimientos, "unos más duros, otros más bonitos" (¿Baudelaire versus Machado?). Otro más opina que a través de la lírica se puede "abrir la ventana a todo tipo de historias".


"La lírica encierra la representación de lo infinito o lo general en lo particular." (Schelling)

Un alumno lo glosa matizando que la poesía "no tiene barreras, puede representar cualquier emoción."


"La poesía no es de quien la hace sino de quien la necesita" (Antonio Skarmeta, El cartero y Pablo Neruda).
Esta la han elegido varios, por resultarles más accesible, y más cuando les he explicado la película grosso modo. Les hace pensar que "la poesía puede ahondar tus sentimientos y transportarte como un sueño". Otro cree que "tan sólo la coge el que la necesita para desconectar del mundo". Otra expresa que la poesía puede ser "una forma de desahogarse y poder liberarse de los rencores o de la angustia." También encuentro que "hay gente que necesita la poesía para encontrar una parte muy satisfactoria de él y aprender a expresar sus sentimientos."


Esta clase de poesía es una vivencia extraña; en algunos instantes siento que la clase empieza a vibrar, que el significado y las palabras comienzan a corporeizarse en los propios alumnos. En cambio otros tengo la intuición súbita de que estoy entrando en un nubarrón oscuro: la confusión les envuelve; estoy a punto de perderlos: temo que vayan a dejarse caer a medio vuelo.

Pero los comentarios sobre las citas que me han hecho hoy me animan a seguir por el sendero abierto. Quien más, quien menos tiene una sensibilidad base con la que puede llegar a conectar lo lírico, por más que les cueste poner palabras a las ideas y emociones. La naranja es del gusto de todos, pero habrá que pelarla con destreza para que pronto podamos palparla, olerla y degustarla; tal vez con herramientas toscas; si pretendo hacerla abrir con cubiertos de restaurante tal vez se desanimen antes de llegar al final. Pelamos con las manos, con sencillez, tratando de ver qué hay detrás del texto; una vez estén degustando la naranja ya nos preguntaremos de dónde procede su especial textura, con qué recursos ha ataviado la cáscara con que se protege.



jueves, 17 de enero de 2008

EL CLUB DEL LLIBRE: preselección

La dinámica del Club del llibre va tomando su curso. Durante las primeras sesiones, estamos llevando a cabo una introducción a la narrativa como género; en paralelo, les he presentado el proyecto general del módulo, en el que se les pide básicamente que lean, escriban y reflexionen.
Han parecido sorprendidos e incluso, cuando hablo en la clase, los veo leve y sutilmente receptivos. Se trata de un grupo habitualmente apático, que vuelve cansado del trabajo. Por sus rostros cuando les insisto en que leeremos cada uno SU libro, observo que los libros no entran en su órbita cotidiana, pero tampoco se niegan categóricamente a ello; probablemente hace años que nadie les habla de libros, al menos no con un interés en que personalicen su lectura.
El primer día los observé reflexivos; cuando acabó la clase de presentación algunos se acercaron a mí (incluso los nuevos alumnos) ya para comentarme off the record sus iniciales inclinaciones respecto a los títulos de la lista; otro alumno me preguntó si estaba de acuerdo con que El Quijote es la mejor novela nunca escrita (se la había recomendado este "un amigo escritor" (?).
En otra ocasión me dediqué a comentarles brevemente el argumento y tipología de las novelas señaladas en la lista para que cada uno marcara con una cruz a priori aquellas que pudieran interesarle; la actividad posterior consistía en buscar información por internet sobre algunas de ellas y completarme una ficha con datos (argumento, curiosidades...) sobre cuatro de ellas. Después de este proceso de preselección, pretendo que pasado mañana vayamos a la librería con un ranking de 2 a 4 novelas, de manera que la decisión final responderá a 1) las existencias en tal librería 2) la química que se produzca entre alumno y libro cuando abran la primera página en la librería misma.
Creo que este método subjetivo-personalizado va haciendo mella poco a poco. El otro día, en otra asignatura, observé de reojo cómo uno de los alumnos llevaba en la cartera uno de los libros de la lista; cuando se lo señalé lo escondió avergonzado, como si le hubiera cogido en falta. Muchos de ellos me han pedido mi opinión en diversas ocasiones: "¿Cuál me recomiendas a mí?" "¿Éste está bien?" Al principio les respondía que claro, que todos están bien. Luego les entendí mejor: ya que les individualizo en sus lecturas, ahora esperan más de mí: que les adivine su pensamiento, sus motivaciones, sus particularidades y pueda orientarles hacia SU libro, el libro que les está esperando. Así, de vez en cuando olvido el pudor y me acerco a uno u otro: "Ya sé qué libro te conviene a ti." (Me arriesgo, porque cómo lo voy a saber a ciencia cierta). "A ti te va este libro." Y sorprendentemente toman estas afirmaciones improvisadas muy en consideración, sonríen con inteligencia, como para sus adentros, y me solicitan más información. Otro alumno, músico y con visos de artista, me inquirió sobre la novela de Boris Vian, y le animé a atreverse con ella; "va mucho con tu personalidad", subrayé. Hoy se la he llevado al aula para que la hojeara; me la ha rechazado, para mi sorpresa; pero en seguida me ha aclarado que esta mañana ha ido a la biblioteca y le ha echado ya un vistazo (y efectivamente, dice que "ha conectado").
Esta experiencia me está resultando interesantísima. Son adultos, y en algunos aspectos resulta más dificultoso enseñarles que a los adolescentes; están ya muy formados, son poco moldeables. Sudé tinta para enseñarles a hablar un poco de inglés el trimestre pasado. No obstante, me maravilla observar cómo, en lo que concierne a la lectura, son como adolescentes: vírgenes, abiertos, curiosos, dubitativos, expectantes...Adolescentes, por otra parte, que han aprendido a comportarse en el aula, ¡para mi suerte!
Después de una semana en el proceso de preselección, todos mis miedos se van venciendo. Cada uno lleva a cabo su proyecto lector con seriedad e independencia total ; nadie se queja, nadie me cuestiona la necesidad de trabajar así. Muchos dan por supuesto que tras este libro tal vez lean otros libros optativos para subir nota.
Hoy me han entregado sus fichas de preselección. Compruebo que sus intereses son varios; las novelas que en general no les han atraído son aquellas que suenan más "exóticas", de autores orientales o del este. Les interesan en cambio: a algunos novelas cómicas, a otros con acción e intriga, a otros lo contrario, buscan aquéllas que "les hagan pensar más".
Algunas de las preseleccionadas: "Alta fidelitat " (Nick Hornby), "Trilogia de Nova York", "El palau de la lluna" (Paul Auster), "El perfum", "Vés on el cor et porti", "L'escuma dels dies", "La metamorfosi". "Demian", "Siddharta", "Fahrenheit...", "La taronja mecànica"....
Tengo un alumno que se está recuperando de un cáncer (con menos de treinta años) y se ha reincorporado ahora después de varios meses desaparecido; se ha presentado con gorro de lana para ocultar su cabeza desnutrida, para disimular su rostro escuálido; camina con muletas y se le ve débil, pero sus ojos brillan cuando tratamos de buscar una lectura que le convenza. Como no puede venir con nosotros a la librería, me he ofrecido para comprarle el libro; mientras discutíamos cómo arreglar la cuestión, súbitamente le danzan las pupilas: "¡Ah! Pero...Mañana voy al centro con mi madre en coche. ¿Podría aprovechar y comprar el libro por mi cuenta, con ella? ¿Me llevo la ficha y lo miramos nosotros?" cual niño que tentara al adulto con la realización de un capricho inútil. "Pues claro que sí." Y ahí lo he dejado, con su lista de libros en la mochila, saliendo parsimoniosamente del aula...Quizás soy demasiado optimista, pero he tenido la impresión de que para él SU libro podría ser una señal, una página nueva en la que empezar a reescribir su futuro.
Pasado mañana vamos a comprar los libros...Y me siento tan ilusionada como si fuera a esperar a los Reyes Magos con algunos ahijados...

miércoles, 16 de enero de 2008

"Tántalo en fugitiva fuente de oro."


Ser profesor de lengua y literatura es una dulce condena.

Para quien se propone abrir compuertas al pensamiento en el aula y al mismo tiempo cumplir unos objetivos que le vienen dictados, el curso escolar es una vereda con paisaje sugeridor a lo lejos, pero con pocos rincones en los que detenerse en la simple contemplación como quisiera.

Mis amigos no profesores no se lo acaban de creer, porque lo que se oye en las calles no es eso, es "qué bien vive el profe, cuántas vacaciones, y además podéis hacer lo que queráis en el aula."

Cada día surgen mil preguntas, mil estímulos nuevos; se puede alargar la mano para alcanzarlos; pero entonces siempre aparecen otros diversos.

Acabo de empezar un nuevo trimestre; con ello, nuevos módulos.

Ahora me tocan "El club del llibre", "Comentario de textos literarios", "Tècniques d'estudi" y "Un llarg camí cap a la civilització." Un elenco bastante variado...

Al mismo tiempo continúo con el curso de preparación de acceso a Ciclos Formativos de Grado Superior: entrenamiento en el conocimiento y uso de la lengua castellana.

Para cada uno de estos aspectos se abren continuamente sendas que tomo gustosa; sin embargo, no me puedo dejar llevar por ellas tan lejos que quisiera. El fruto está al alcance de la mano, tomo gustosa aquello que mi intuición me indica, un pomelo, pongamos; el pomelo cae maduro en mis manos, y mientras la rama se agita observo que detrás aún hay otra rama que contiene otra fruta que combinaría bien con el pomelo: el caqui; hago un esfuerzo por alcanzarlo, y en ese momento veo que más allá se extiende un campo de cerezos...Mas el tiempo apremia, y hay que comer los frutos antes de que se pudran. Así que la recolección de frutos suele quedar a mitad de lo que uno quisiera, hay que pasar a la ingestión. Después, las sensaciones producidas son tan variadas y matizadas que una quisiera detenerse a deshojarlas, pero el hambre o la necesidad apremia otra vez y hay que reiniciar la búsqueda (esta vez en otro paraje, tal vez tocará pescar peces) que se alargará no todo lo que una deseara sino lo que permite el día. Siempre quedará algo pendiente que una quiso leer o estudiar o recopilar para sus clases.

Entonces, hay momentos en que la susodicha se desespera, en que se dice: "Con lo cómodo que sería dejarlo todo como Siddharta y salir al mundo sólo a ver y experimentar. Con lo realizador que sería no tener límites ni condicionantes para pensar y leer todo lo que una quisiera."

Al mismo tiempo, sé que justamente este aspecto terrenal de la docencia nos hace personas; si pudiera divagar sin límites seguramente en poco tiempo quedaría aislada en un mundo paralelo sin intersección alguna con el del resto de mis semejantes y tal vez moriría de inanición o de falta de sueño.


Aunque duela admitirlo, sé que el tiempo que dedico en pensar cómo presento a Baudelaire, qué actividades planteo, me ayuda a comprender mejor a Baudelaire y a confrontarlo con nuestro tiempo.

Y, qué narices, esa misma ansiedad que me impele a seguir siempre buscando me prueba cada minuto que existo.

Cualquier estímulo basta: la necesidad de consultar una gramática mientras preparo una clase de lengua, y gozar súbitamente con una explicación de la oración subordinada que ilumina los puntos oscuros de mis nociones; consultar un diccionario de términos literarios y rescatar palabras que voy a plantear poco después en la pizarra, con letras mayúsculas y en recuadro, que los alumnos fijarán en su libreta y tal vez les lleve a familiarizarse poco a poco con la letra escrita; el descubrir nuevas novelas, textos breves, poemas que podrían interesar a mis alumnos; el retomar textos que leí hace tiempo con nostalgia y extrañeza; el acercarme a otros textos que siempre he rechazado y súbitamente se me muestran seductores...


Ángel con cadenas. Esta profesión mantiene a diario la cabeza en las nubes y los pies en el suelo. Esta profesión me condena al cuestionamiento continuo de lo que hago y leo. Me impele también a otorgar significado, a desvelar conexiones entre saberes o realidades, a dar pábilo a las asociaciones de sensaciones e ideas.

Tántalo en fugitiva fuente de oro. El día que alcance esa fuente y ya no necesite pensar más para llevar a cabo mis clases será el día de cambiar de profesión, o de jubilarme.
Aunque me queje, hasta el día de hoy no cambiaría esta profesión por ninguna.

(Para mis pacientes lectores, si aún me quedan, pronto colgaré posts más concretos comentando esos frutos sabrosos que voy alcanzando de puntillas.)