"Some time later"

viernes, 23 de abril de 2010

Elogio del amor sereno.



Este día de Sant Jordi quiero aprovechar para dedicarlo al amor sereno.

Nuestra cultura tiene una particularidad con respecto al amor: la obsesión por reivindicar el amor-pasión. El amor sólo se considera que vale la pena, que es "explicable" y uno se puede enorgullecer de él cuando nos lleva de la cima a los abismos, cuando nos hace vibrar día y noche, sentirnos confundidos, perdidos. Ese estado, parecido al de la embriaguez, todos lo hemos vivido en alguna ocasión, y también sabemos que no se puede mantener indefinidamente, so riesgo de ataque prematuro al corazón o peligroso enajenamiento mental.

¿Entonces, por qué sigue la cultura una vez y otra recordándonos cómo tenemos que sentirnos si no queremos poco menos que ser unos gilipollas? El cine, la música, la literatura, insiste en presentarnos al amor como una llama que nos hace dichosos y desgraciados al mismo tiempo.

Ciertamente, este estado emocional es mucho más proclive a la lírica. ¿Quién no se ha vuelto poeta durante una temporada para paliar la insoportable inestabilidad emocional que conlleva la pasión? ¿Quién no ha necesitado vomitar versos, enchufarse una sobredosis musical, cualquier cosa, para sobrellevar mejor la angustia de no poder dejar de pensar en una persona?

Pero el amor, aunque contiene todo esto,es mucho más. Hay el lento aprendizaje de ser cada vez más uno mismo y ayudar al otro a hacer lo propio. Hay el miedo a la lejanía y al aburrimiento, y hay la alegría profunda cada vez que se vive el amor como un nuevo acercamiento en un estadio más profundo de la persona, o cuando se emprende una nueva aventura juntos, o cuando el día a día es una pista de despegue de nuevos experimentos vitales.

Por eso, he querido sumergirme en el mundo de la creación poética en busca de textos que hablen de ese otro amor, el que se construye lentamente y nos ayuda a sentirnos centrados en el mundo. Y constato lo que imaginaba: en la poesía es díficil; se encuentran mucho más frecuentemente textos bañados por el fuego, y, cuando no, por la melancolía, el desasosiego...Alguna cosa he podido rescatar de Cortázar, Benedetti, Salinas o Miguel Hernández, pero no he podido lograr que no tuvieran o un matiz siniestro (porque la amada está ya muerta o lejos) o que fueran tan sumamente cotidianos que les faltara una amplitud existencial suficiente como para percibir esa serenidad.

Y llego a la conclusión de que los textos sobre el amor sereno más profundos y auténticos no son aquellos escritos por poetas, sino por místicos o contemplativos, que tengan al menos un pie en oriente. En ellos la serenidad sí parece una cualidad muy estimable, que se extiende sobre toda la existencia... ¿Qué nos pasa, a los occidentales? ¿Somos masoquistas por cultura?

En fin, aquí van mis regalos para hoy. ¡Feliz y poético día del amor sereno!

“No quiero el amor que no sabe dominarse, ese que, como el vino burbujeante, borda al punto de la copa y se derrama por el suelo. Dame ese amor, tan fresco y puro como tu lluvia, que bendice la tierra sedienta y colma las tinajas de tu casa. Dame ese amor que empape mi ser, hasta su centro, y desde allí se extienda como la savia invisible del árbol de la vida que hace nacer flores y frutos. ¡Dame el amor que mantiene el corazón tranquilo en la plenitud de la paz!

(Rabindranath Tagore, “La cosecha”)

Despojaré mi corazón de lo accesorio.
Podaré todas las aristas de arbustos.
Al final, sobre la tierra
Encontrarás mi amor sin artificios
Desnudo de ensoñaciones
Todos los desvíos.

Será tan pequeño que te cabrá en una mano.
Su fulgor
Alcanza
Los océanos.

(servidora)

4 comentarios:

Carso dijo...

en esa línea hay un texto magnífico de Erich From, "El arte de amar" que es la Biblia del amor entendido como tú lo describes: un arte.

fulgor? el que tienen tus palabras.

feliz Diada!

Chabela dijo...

Gracias, monería.

Ese texto lo conozco y sí, me gusta mucho; lo único, que me suena que es más descriptivo que lírico, que es lo que yo buscaba.

¡Feliz diada también para ti!

Te acabo de enviar un mensaje...No sé si te veré al mediodía.
Bueno, señor autor, que disfrute mucho y triunfe...con serenidad, claro. ;)

Joselu dijo...

He vivido el amor pasión en varias ocasiones. Fuego incandescente, desequilibrio, alucinación, tremendismo, deseo incesante, laceración... Creo que es una experiencia única, necesaria. Sin ella nos perderíamos una parte fundamental de la vida. La literatura perdería uno de sus más extraordinarios estímulos. Es normal que la literatura no recree el amor sereno. Es poco dramático y la literatura tiende a plantear conflictos agudos, apasionados, magnéticos.

Durante un tiempo creí que los poemas apasionados de La voz a ti debida o Razón de amor de Pedro Salinas estaban dedicados a su esposa Margarita Bonmatí, pero un día conocí su otro amor, el único que podía haber generado tal éxtasis de experiencias de conocimiento. Y es que muy pocos dedican poemas a la esposa de su vida, a la de su estabilidad serena.

Ya lo dice la canción Corazón loco que cantaba Antonio Machín:

una es el amor sagrado
compañera de mi vida
esposa y madre a la vez,
la otra es el amor prohibido
complemento de mis ansias
a quien no renunciare,
y ahora ya pueden saber
como se pueden querer
dos mujeres a la vez.
y no estar loco,
y no estar loco,

Yo no podría vivir en esa escisión. Pero no lamento haber vivido experiencias de amor fou que me vacunan sobre ese deseo no realizado.

Feliz Diada.

Chabela dijo...

Mi texto tampoco pretendía ser un desprecio para el amor-pasión, que tiene su importancia y a todos nos gusta de vez en cuando sentirnos en las nubes. Simplemente quería reivindicar el otro amor, el que suele ser silenciado en la literatura.
Besos.