"Some time later"

viernes, 19 de marzo de 2010

Luisa Castro: sutil estremecimiento.


El pasado miércoles tuve la ocasión de ver a Luisa Castro en el Ateneu Barcelonès. Tenía cierta curiosidad por conocerla después de leer la turbadora novela "La segunda mujer", de inspiración supuestamente autobiográfica; pero la desidia pesaba más, y si no hubiera sido por el ánimo de mi entusiasta acompañante A., probablemente hubiera desistido y hubiera perdido una ocasión como pocas de recibir una fulminante transfusión literaria...
La había visto en fotos, y me había hecho una imagen un tanto diferente de ella: de aridez, seriedad. Pero entra en el aula con tranquila resignación, como si acatara un destino ineludible, no como el escritor soberbio, del que se encuentra a años luz. Parece cansada, tal vez ha volado hoy desde Santiago de Compostela Mientras la presentan, se frota los ojos y masajea las sienes, como preparándose para acabar de aterrizar aquí. Una vez acabada la presentación de la que ha sido objeto, levanta la mirada al público, esboza una tímida sonrisa y, en un segundo, ya nos ha conquistado a todos.
Luisa Castro habla del oficio del escritor con sencillez, con autenticidad, y eso es algo no habitual y muy de agradecer en estos días.
No tiene un gran secreto para escribir y, contraria a la exaltación habitual en la actualidad de la fantasía y lo impersonal en un autor, ella reivindica el espacio de su persona y su memoria ante la escritura. Para escribir, hay que "convocar los recuerdos desde el amor."
"Escribo de lo que huyo" afirma desde un principio y después completa "escribir es enfrentarte a tus miedos" como si con la vida literaria se satisficieran todos los otros yos para siempre postergados.
El discurso de Castro invita a escribir. No nos transmite una alta literatura para la que hay que estar muy equipado; simplemente incita a aprovechar todas las sustancias que forman parte de nuestras vivencias, y hacer con eso una obra de arte. Para Luisa la literatura está hecha de reciclaje, de los residuos de los días, la materia aparentemente más pequeña y frágil.

Por otro lado, reivindica una suerte de "laisser faire", de naturalidad; para ella los buenos temas literarios no son aquellos de los que uno decide concienzudamente escribir "hay que escribir de los temas con que uno se tropieza en la vida" murmura, y también "No se persigue de lo que se escribe; son los temas los que te encuentran."
Pero la literatura también tiene una suerte de función social. "La única función de la literatura es no estar solo", anuncia en otro momento, y asimismo "Se escribe para comprenderse más".
Nos anima a todos los presentes a dejarnos llevar por la escritura, puesto que "escribir es un riesgo que merece la pena."

Para Luisa la escritura va viniendo, no tras un propósito determinado sino como una madeja de un hilo inevitable de la que uno va estirando. "La literatura es un misterio que hay que ir desvelando"; "cuando viene una frase, hay que tirar del hilo."

La literatura, en fin, para Luisa Castro es un refugio, el único hogar indispensable; "El mundo es demasiado ancho; la literatura te abraza, te acoge".
Aquí tenemos la oportunidad de vivir otra vez la vida, bien, "sin pasar de puntillas".

Pero, por encima de todo, Luisa nos ha derrotado con la veracidad con la que habla de su vocación literaria. Cuando le preguntan por qué tiene la necesidad de escribir, contesta simplemente: "Escribo porque me hace mucha ilusión." "Cada día me levanto con esa ilusión, aunque no siempre lo consigo."
Y, cuando se trata de la relación entre los medios de comunicación ella, de manera muy poco políticamente correcta, aclara que le abruma la columna de opinión, que ella no pretende crear opinión, puesto que cada cual ya piensa por sí solo; prefiere ejercer de columnista literaria, terreno en el que se siente más cómoda, puesto que es el suyo. Al final, cuando se acomete el tema de cómo los medios a veces mitifican la imagen del escritor, ella aclara que no hay que engañarse, que el escritor no tiene que ser un genio ni nadie perfecto; justamente el escritor es el ser imperfecto, incompleto, que se pasa la vida buscando; pero ella lo dijo con mucha más gracia en pocas palabras:
"El escritor es el que tiene una falta que compensa escribiendo."

Salgo de la charla y siento cómo la dedicación literaria no es un oficio voluntarioso y hostil sino un mar tranquilo que surge desde dentro de cada cual, que conquista con suavidad el exterior, hasta que las palabras se van trenzando inevitablemente y con su modulación van conquistando la realidad...como sucede con la voz de Luisa Castro.
PD: Por cierto, Luisa Castro es novelista, y también poeta; hay que decir que sus poemas (en gallego y castellano) ganan mucho con su propia recitación, dulce y sosegada; en su charla hizo gala sobrada de ello...como sin pretenderlo (eso fue lo mejor).

4 comentarios:

Joselu dijo...

Pues ya sabes, a escribir, por placer, por necesidad de comunicación, por amor a las palabras, por no querer estar solo. Por tantas cosas. Es reconfortante escuchar a una escritora (no he leído nada de ella ¿qué escribe?. Espero que no sea novela histórica). Es casi como si hubiera estado presente en la charla. Me identifico como aprendiz de escritor, pero que escribe cada día lo que sea con auténtica pasión, completamente conforme con lo que dijo esta escritora a la que no se le han subido los humos. Y es que a veces hay que soportar que nuestros escritores amados se suban un poco a la parra y se endiosen. Gracias por la crónica.

Anónimo dijo...

Joselu, Luisa Castro para nada hace novela histórica...género que aborrezco. Escribe poesía (en gallego y español) y novela de tipo más intimista (como la que decía "La segunda mujer", que es la historia -semiautobiográfica- de una mujer joven que se enamora de alguien mucho mayor.)
Me alegro de que te haya gustado; encontré sus palabras tan sugerentes que quería compartirlas.
Abrazos.
PD: Mira el comentario que te he puesto en tu blog...Resulta que tú dabas clase en mi instituto...¡un poco más y fuimos profe y alumna!
chabela

Throm dijo...

¡Muy buena la crónica! Deberían contratarte en algún rotativo que yo me sé, para escribir los artículos de cultura, en lugar de a los pedantes y superficiales críticos que tienen en nómina.

Chabela dijo...

¡Gracias Thorm! Esos comentarios animan a seguir ;))) Tendré que enviarles el enlace al Ateneu para que hagan propaganda de eso de "Amb veu pròpia" a lo que no va nadie (entre otras cosas, supongo, por el precio...)