"Some time later"

lunes, 31 de diciembre de 2007

La felicidad viaja en taxi

Corro apresurada atravesando la plaza de la Catedral en dirección a la Estació del Nord. El tiempo apremia, el autobús sale en 20 minutos. Cuento cada uno de mis pasos tratando de calcular la ecuación que relacione mis pasos con los metros a recorrer y los segundos por paso. Súbitamente, encuentro un taxi a mitad de mi camino (se diría que esperándome a mitad de la plaza); en el instante en que poso mis ojos, la luz verde de "libre" se enciende para mí; bajo ella, un señor de unos sesenta y largos años, cabello blanco y sonrisa benévola me abre la puerta. Su sonrisa me da confianza, y de repente se esfuma la amenaza de perder el bus y la automaldiciencia por salir con el tiempo tan justo: ahora soy la heroína a la que esperan en su carroza de calabaza para escapar del atolladero.

-Com estàs?-Antes de preguntarme a dónde vamos se interesa por mí, cosa que me sobresalta.

-Bé...Amb pressa!! -añado casi involuntariamente.

-Amb pressa?! Bueeeenuu...On vas?

-A l'Estació del Nord.

-Aaaahh! Bueeenuuu! Tranquil.la que jo et PROMETO -y en ese momento encuadra su reloj entre sus dedos- que en UN MINUT I MIG hi serem.

Yo miro el reloj (8:43) y me digo, aliviada: "¡Uf! Se acabó el sufrimiento." He bajado la guardia demasiado pronto; mi desconcertante conductor continúa:

-O sigui que...Hi serem a les 9:00.

-A les 9:00!!??? Però, però....No pot ser!! Què?!

Mientras miro una y otra vez la pantalla del reloj y rebobino la conversación del último medio minuto, no entiendo nada; ¿estaré demasiado dormida?

Pero en seguida añade:

-No dona, no...Que era una broma...-¡Cómo ha olido el muy tunante mi miedo al retraso!-
-A veure, a quina hora surt el teu bus?
-A les 9:00
-A les 8:45 serem allà.

Ya me relajo, me acomodo y el taxi sube rápidamente por Via Laietana. Parece que el taxista me pudiera habier visto por debajo de una piel transparente. ¡Cómo me ha radiografiado en un segundo! Ahora me siento ridícula con mi urgencia. ¿Y qué si perdiera un bus?

Mi ángel guardián continúa, animado:

-Jo és que sempre faig broma. Saps què? M'ho té dit el metge: en aquest mon de bojos tothom està estressat, amargat...Ara no es veu, encara és massa aviat, d'aquí un parell d'hores ja els trobaríem com passen per aquí per aquestes voreres, amb el cap tot moix...- y hace unos gestos de desarraigo tan patéticos que me arrancan una carcajada.

Eso le anima a proseguir:

-I és clar, jo li dic al meu metge: "I què puc fer, jo, que sóc ja tan vellet, en aquest món? Jo és que no sé què haig de fer per poder viure-hi i trobar-me bé..." I el metge em va respondre: "El que ha de fer és una cosa ben senzilla: rigui, faci broma, passi-ho bé, sigui feliç faci el pallasso tot el que pugui, i viurà més i millor." I escolta, tu!! Així ho faig i em trobo la mar de bé!!!! Tot el dia que no faig altra cosa que fer bromes i riure, i fer riure la gent que puja al taxi...

-Però tu creus lo infeliç que és la gent avui en dia? I a més la gent no és feliç per XORRADES. Mira, t'explico una cosa: l'altre dia anava conduint i veig un vellet tot encorvat i xafat i em va fer una pena...I, com sóc així de pallasso, m'apropo a la vorera, paro, baixo la finestra i li dic: "Escolti! Vostè per què no és feliç? Per què està trist?" I agafa i em diu -y articula con gemido desangelado-:"És que...Aquell senyor d'allà és amic meu i no m'ha saludat!" "I per aquesta XORRADA NO ÉS FELIÇ?? Bahhh!!! HEHE." "Doncs també és veritat". I el vellet es va quedar pensant i es va redreçar una mica i va continuar més animat, veus?

A estas alturas ya no sabía si me encontraba aún de camino a coger un bus o me había colado por las rendijas de una novela de Paul Auster. Las anécdotas que me contaba aquel hombre no tenían por qué ser 100% verídicas, sin embargo, estaba siendo una delicia escucharle. "Sigue hablando" (pensaba) "que me creeré todo lo que me digas, porque me gusta escucharte."

-I els vellets...Em pugen molts vellets al llarg del dia; entren apurats i amb un fil de veu..."Porta'm a ...l'hospital Vall d'Hebron" o "Porta'm a...l'Hospital Clínic", perquè sempre van a l'hospital, aquests pobres, quan no és per una cosa és per una altra...I llavors jo els sorprenc perquè els responc:" AH NO!! Jo a l'hospital no vaig!!" "Com? Però..." "No, no, l'hospital no m'agrada! No prefereix que el porti a un restaurant que conec i fem una mariscada??!!" "Ah...Ja m'agradaria, ja, però no puc...". I els vellets acaben rient i els porto cap a l'hospital, però ja surten més contents. I jo em dic: "Mira! Ja he fet riure a un vellet! Ja he fet el dia avui!"

Y conmigo ha hecho el día también; él ríe asimismo cuando le digo que lo suyo es mucho más que un taxi, es un servicio médico, y que tendría que pagarle la seguridad social.

-Mira: un minut i mig i ja hi som. Encara tindràs temps de prendre un cafè i un cruasan.

Intento retener su rostro entre bondadoso y lunático. Ojalá algún día me lo vuelva a cruzar.

Este entrañable hombre podría ser una visualización de las reflexiones que hace Anthony de Mello en su maravilloso Crida a l'amor: En esta sociedad enferma, nos pasamos la vida persiguiendo la felicidad, esperando encontrarla cuando acabemos una tarea, luego cuando alcancemos otra meta...Y así nos pasamos la vida postergando el momento en que podamos sentirnos del todo satisfechos con nosotros mismos. Y en realidad no tenemos que buscar esta felicidad en nuestras acciones cuando YA está inherente en nosotros mismos.
Somos felices AQUÍ Y AHORA, sólo que no nos damos cuenta.
Ríe (podría añadir el taxista) ríe y haz reír y te darás cuenta de que ya eres feliz, no hace falta esperar más.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta sonreir contigo!

el taxista he entrado en un blog, que dices que es como una novela, que es como la vida misma y más...y nos pertenece, con su buen humor, como cada uno de los instantes que nos proprocionan pequeñas e inútiles alegrias.

Joselu dijo...

¡Qué razón que tenía el hombre! Encontramos tantos motivos para estar insatisfechos. Admiro a la gente que bromea mucho, que "pierde" el tiempo con las relaciones humanas. Conozco al pollero del barrio. Él sabe mi nombre y siempre que me ve, me dice, "Hola, guapo ¿cómo estás?" "¿Cómo van estos días?" Es imposible, por el tono cariñoso con que lo dice, no pararse unos instantes a pegar la hebra con él. Seguro que se sabe los nombres de todos sus clientes (sirve pollos a l'ast)y trata a todos como si fueran especiales. Es un don ése. Hay personas más cortadas, más adustas, menos ingeniosas para bromear que necesitan que alguien les despierte esa faceta. Lo que has escrito parece un cuento zen. Una sonrisa "aquí y ahora". Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me ha encantado! Qué historia más buena! En los pueblos pasan cosas parecidas. En la carniceria a la que voy hay dos sillas, os podeis imaginar para qué...Si vais con prisa ... mejor id a Bonárea, pero no os enterareis de nada de lo que pasa en el pueblo ni en el mundo.
Un abrazo para todos y recomendad este blog a todo el que quiera pasar un buen rato (no me pagan, eh!)

Anónimo dijo...

A propósito de De Mello y de esos discípulos involuntarios que descubres, ya en forma de taxista, ya ejerciendo de abuelita,.... ¡qué geniales!
No conocía a De Mello, así que el otro día leí algo suyo en internet. Problema principal: desprenderse de ese pedazo de ego que cultivamos desde la cuna (de ahí la dependencia emocional, el egoísmo y la angustia si se tuerce el argumento previsto de nuestra biografía). Tengo que decirlo: es tarea harto difícil por ahora. Reconozco que sentí que de Mello me regañaba muy seriamente, así que busqué un antídoto en el taxista Cortázar para aliviarme con unas risas. Aprender a que reírlo todo y ser ligeros. Buscaré más pistas.

Chabela dijo...

Me gusta que os haga sonreír mi taxista del otro día. (En vano lo busco cada vez que me cruzo con un taxi...¿Tal vez habrá vuelto a su mundo aparte desde el que se escapó para visitarme?)Para mí fue algo inspirador para hacer el ritual de cambio de año con "sencilla alegría" (igual que canta otra inspirada, Luz Casal.)

Mon, si te pica la curiosidad por Anthony de Mello, gran y sencillo sabio donde los haya, ojo porque sus obras son muy variadas y desiguales. Yo según mi gusto totalmente subjetivo te recomiendo:
-Unos minutos para el absurdo: fábulas breves tipo zen para impactarte con una imagen, una anécdota. (Minimalista pero certero)
-Llamada al amor (Yo lo tengo en catalán pero supongo que en castellano es así): El que me impactó más, aunque igual es mejor empezar por el otro. Reflexiones "cañeras" a partir de dos líneas de la Biblia. (El hombre las glosa y les da la vuelta para poner en duda continuamente nuestro funcionamiento inconsciente tanto en la sociedad como de cara a nosotros mismos; nos hace poner en cuestión automatismos que perpetuamos pero nos hace infelices.)
EL título no hace honor a la profundidad del libro; no habla de amor en sentido pareja sino de la búsqueda de la plenitud de uno mismo.
Sutil, profundo, y nada mellado.
Espiritualidad a caballo entre oriente y occidente, auténtica, libre, y desnuda de tópicos.

Un besazo y mil alegrías para todos.

Chabela dijo...

Me gusta que os haga sonreír mi taxista del otro día. (En vano lo busco cada vez que me cruzo con un taxi...¿Tal vez habrá vuelto a su mundo aparte desde el que se escapó para visitarme?)Para mí fue algo inspirador para hacer el ritual de cambio de año con "sencilla alegría" (igual que canta otra inspirada, Luz Casal.)

Mon, si te pica la curiosidad por Anthony de Mello, gran y sencillo sabio donde los haya, ojo porque sus obras son muy variadas y desiguales. Yo según mi gusto totalmente subjetivo te recomiendo:
-Unos minutos para el absurdo: fábulas breves tipo zen para impactarte con una imagen, una anécdota. (Minimalista pero certero)
-Llamada al amor (Yo lo tengo en catalán pero supongo que en castellano es así): El que me impactó más, aunque igual es mejor empezar por el otro. Reflexiones "cañeras" a partir de dos líneas de la Biblia. (El hombre las glosa y les da la vuelta para poner en duda continuamente nuestro funcionamiento inconsciente tanto en la sociedad como de cara a nosotros mismos; nos hace poner en cuestión automatismos que perpetuamos pero nos hace infelices.)
EL título no hace honor a la profundidad del libro; no habla de amor en sentido pareja sino de la búsqueda de la plenitud de uno mismo.
Sutil, profundo, y nada mellado.
Espiritualidad a caballo entre oriente y occidente, auténtica, libre, y desnuda de tópicos.

Un besazo y mil alegrías para todos.